Predice el futuro, creándolo

Claudio, el diseñador gráfico que no soportaba a sus propios clientes

ÉXITO RELACIONAL

4/5/20252 min read

    El resultado de lo exterior tal vez es espejo de nuestras emociones, creencias y experiencias.

Claudio llevaba más de veinte años como diseñador freelance. Lo decía con cierta solemnidad, como quien ha cruzado un desierto. Pero, en realidad, se sentía más como un náufrago profesional. Cada cliente era una nueva balsa a la que se subía con esperanza… y de la que acababa saltando empapado de frustración.

Vivía en un ciclo agotador: nuevos encargos, promesas vagas, reuniones eternas, cambios infinitos y una entrega que, en vez de orgullo, le dejaba con ganas de dormir una semana entera.
Su pareja le decía: “Tienes que poner límites”.
Y él respondía: “Lo intento, pero me los cambian por correcciones”.

En el fondo, Claudio tenía miedo a incomodar. A no gustar. A sonar demasiado rígido o poco profesional. Así que decía que sí. A todo. Siempre.
¿Cambios de última hora? Claro.
¿Cinco versiones más? Cómo no.
¿Diseñar un logo que parezca serio, pero moderno, minimalista pero potente, corporativo pero con alma y en media hora? Por supuesto.

Con el tiempo, no solo empezó a detestar su trabajo. También se detestaba a sí mismo por no defenderlo.

Buscando una “solución de comunicación con clientes” (así lo escribió en Google, con media lágrima), llegó a Soy Mi Héroe.
En la primera sesión preguntó:
“¿Esto es para aprender a negociar... o es terapia con nombres de marketing?”
Nuestra respuesta fue:
“Es para que dejes de negociar contigo mismo.”

Y ahí empezó todo.

Descubrimos que Claudio, de niño, era el “bueno”: el que hacía lo que se esperaba, el que no molestaba, el que callaba. De adulto, había convertido esa habilidad en una trampa emocional. No era un problema de pricing. Era un problema de autoestima. No sabía decir lo que valía. No sabía cuándo parar. Y eso, en diseño, es como intentar pintar un cuadro con veinte manos sobre tu pincel.

Trabajamos a fondo su identidad profesional, su voz interna, y sus límites externos. Rediseñamos su proceso de trabajo, incorporando reuniones donde contaba su método con claridad, explicaba cuántas revisiones incluía y cuándo empezaba el "extra".

Además, le enseñamos a usar Go High Level para profesionalizar su comunicación y dejar de parecer “el diseñador buena onda que responde WhatsApps a medianoche”.
Ahora tiene:

📩 Automatización de presupuestos con estilo y claridad.
🗓️ Agendas cerradas con recordatorios automáticos (y cero excusas).
🧾 Formularios previos para alinear expectativas antes de decir “sí”.
📈 Embudos de fidelización para que un buen cliente no se escape en el limbo del follow-up.

Y algo mágico ocurrió: cuando Claudio empezó a mostrarse tal como es —claro, creativo, profesional—, empezaron a llegarle clientes que lo valoraban como tal.
“Ya no tengo que luchar tanto. Ahora diseñar me vuelve a gustar.”, dice con media sonrisa y una taza de café que ya no está fría por responder mensajes urgentes.

Hoy Claudio no ha cambiado de profesión. Ha cambiado de postura.
Se planta con dignidad, se comunica con honestidad y diseña con placer.
“No soy solo diseñador”, dice. “Soy el autor de mi proceso. Y eso... se nota en cada entrega.”

En Soy Mi Héroe, le dimos las herramientas.
Él volvió a dibujar los bordes de su vida.